lunes, 23 de abril de 2012

Seis dias en EsSalud

Por: Claudio Zapata

Leía hace un momento sobre el “periodismo Gonzo”, aquella técnica de hundirse en la mierda para contar como es ella y relatarlo en caliente, así se lograba describir situaciones extremas que daban cuenta de algún hecho, proceso o lugar donde las cosas parecían no caminar.
El martes pasado, seis días atrás, sufrí un accidente. Tuve una fuerte lesión producto de una extraña jugada deportiva. Sentí mucho dolor y vi como uno de los huesos del brazo estaba fuera de su lugar. Pedí a gritos que lo vuelvan a su lugar. Uno de los jugadores puso nuevamente mi hueso Radio en su sitio. El dolor apremiaba.
Acudí rápidamente al Hospital Rebagliati, hospital referente de EsSalud, el seguro social. No sólo era el lugar más cercano al campo de juego, mi vivienda esta 6 cuadras más allá y tengo no menos de 5 años de aportes al seguro social. Asumí que me correspondía atenderme sin abonar nada más.
En la primera noche varias de las pruebas y el primer diagnóstico fueron rápidas: rayos X ó radiografías, resonancia magnética, exámenes de sangre, orina y electrocardiograma. Se trataba de una fractura de al menos uno de los huesos que están en el codo y la rotura de los ligamentos del sitio en mención. A priori se identificó que se requería intervención quirúrgica.
Fue recién cuando me toco ponerme un inyectable para amenguar el dolor que pude observar la cantidad de camillas alrededor del servicio de emergencia: las personas -casi en estado de abandono y por lo general adultos mayores- respiraban balones de oxígeno, se alimentaban y hacían sus necesidades en pañales en lúgubres pasillos, donde la gente pasaba con indolencia (como si fuera común el espectáculo). Aquellos pacientes esperaban un sitio en una habitación del servicio que requerían. Esperaban “cama en el piso”.
Después de dos horas, 3 colas, caras largas y dos levantadas de voz de mi parte pude recibir el servicio de inyectable. La colocación del analgésico dolía ahora más que el hueso roto diagnosticado. Esa noche, tras colocarme una férula para inmovilizarme el brazo, me recomendaron y permitieron –hasta allí no entendía el proceso que debía de seguir- fuera a dormir a mi casa.
Al día siguiente me explicaron que debía de internarme (léase quedarme) para acceder al proceso de operación que requería. No podía irme a mi casa pues perdía mi turno y así la posibilidad de la intervención. A lo largo del segundo día, familiares, amistades y yo mismo, llamamos a quien se pudiera conocer. Era imprescindible no sólo internarme lo más pronto, sino subir a una habitación. Todo contacto servía: secretarias, técnicos, médicos, administrativos. Todos llamaban e intercedían por un lugar para mí.
Pase todo el día en una sala de espera y hacia el final del día hasta se me puso una sonda intravenosa, como si la intervención estuviera a la vuelta de la esquina. Dos horas después la retiraban pues tenía que ir a mi casa. Nuevamente no había sitio donde quedarme.
El tercer día fue similar al segundo, sólo que al terminar la tarde, logre mi internamiento en una habitación del área de traumatología. Desde aquel día hasta hoy me brindan alimentos. La alimentación es buena, sólo que no entiendo porque a pesar de indicar mi intolerancia a la lactosa, insisten en continuarla en mi dieta. Veo gente ir y venir. Dos médicos me han brindado diagnósticos contradictorios. Nadie ha precisado quien es mi doctor, menos la fecha en que se me operará. Recibo paracetamol 3 veces al día. Mis brazos están irritados por las vendas, mi piel también. A escondidas retiro las vendas asustado por lo que pueda pasarme debajo de ellas.
Lo único seguro es que el martes -una semana después del accidente- habrá una junta de médicos para evaluar el mejor tratamiento a mi caso. Pero allí no se decide la programación de las intervenciones quirúrgicas. Hay gente que puede pasar más de dos semanas hasta que ello ocurra (de hecho, la madre de un amigo estuvo dos meses). Cómo es posible que teniendo un batallón de gente aquí, no se pueda programar intervenciones?. Los adultos mayores terminan con escaras debido a su inamovilidad.
 No me ha tocado estar en el sector salud, en aquellos hospitales que dependen del sector salud. El “periodismo Gonzo” no es para mí. Posiblemente las condiciones de los hospitales del sector salud sean mucho peores. Que suerte la mía!

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Claudio,
que pena contigo, espero que todo vaya bien! y que la espera no sea tan larga....hay un gran problema de efectividad en las atenciones (tb lo he pasado) y lo q me parece peor es que la salud termina siendo un procedimiento mecanizado más!....
suerte!
Abrazos,
inés lópez

Anónimo dijo...

Hola tocayo. Me contaron algo el sábado e iba a llamarte pero luego del CEMA salimos a la casa de Pedro a una reunión informal de CPN. Luego de eso me temo que lo olvidé. Igual, te deseo pronta recuperación y ya nos vemos pronto. Un fuerte abrazo (literalmente).

Claudio César

Luis Marín dijo...

Hola Claudio, lástima lo de tu lesión, pero....¿Quien te manda de pelotero?. Bueno, supongo que es 1 de tus múltiples facetas desconocidas. Que te recuperes pronto. Atte Luis

Anónimo dijo...

Qué terrible lo que cuentas Claudio. Es indignante. Cómo será en casos más graves, una verdadera pesadilla.
Jimena

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